Yoga
“Resulta muy difícil transmitir con palabras algo que solo puede explicar la propia experiencia. La esencia del Yoga escapa a toda definición” Swami Vishnudevananda
Desde la comodidad dulzona de occidente solemos entender el yoga como un conjunto de técnicas bioenergéticas destinadas a mejorar la salud física y, tal vez, el bienestar emocional. Algo así como una gimnasia new age para los dolores de espalda. Pero el yoga físico (o Hatha Yoga) no es más que el envoltorio de una disciplina mucho más profunda, un arte fermentado a fuego lento en la riquísima tradición hindú.
Yoga significa “unión”, unión con uno mismo y con la totalidad (en castellano tenemos “yugo”). El yoga ofrece la Unidad, esto es, la sinergia profunda entre lo individual y lo colectivo. Todo ello a través de una práctica de equilibrio psicoespiritual y autodominio.
Hay que señalar que el término “yoga” es mucho más amplio y polisémico. En ocasiones, se traduce sencillamente como “técnica” y suele aplicarse a la vertiente práctica o esotérica de cualquier camino espiritual.
El yoga tiene vocación de «ciencia empírica» con una verdadera tecnología de la interioridad desarrollada y perfeccionada durante milenios. En el 3.000 a.c. y –no podía ser de otro modo–, sobre el valle del Indo ya se encontraban estatuas de yoguis. Más tarde, el yoga es compilado por Patanjali en los Yoga Suttra (hacia el 500 a.c.) conformando el corpus del Ashtanga Yoga o yoga clásico.
El yogui pretende llegar a dominar su mente y su cuerpo (y las relaciones entre ellos), consciente de que éste es el único conocimiento –el del propio ser– que puede conducirle a la verdadera libertad. Es evidente que cuanto mejor me conozca a mí mismo mejor sabré discriminar lo que es bueno para mí, es decir, afín a mi naturaleza.
El yoga puede, en este sentido, ayudar a un occidente adicto, impulsivo y superficial. Un mundo aquejado de una “insatisfacción crónica”, enfermo de un vacío que sólo se llenará de ser, de experiencia vivida y real, de Unidad, de yoga. El yoga tiene la virtud de construir personas libres, armónicas y saludables. Sería sin duda positivo imbricar el yoga (o una escuela de autoconocimiento similar y sin doctrina) en los sistemas educativos de occidente. Eso sería atacar la causa y dejar de parchear eternamente los efectos.
¿Y donde se puede aprender a practicar buen yoga?
Salams. Gracias por comentar. No sabría indicarte. ¿Dónde? ¿En Madrid o en otro sitio? ¿y a qué llamas buen yoga? UN saludo y gracias de nuevo. Bendiciones