» Y disiparemos nuestro fuego interno, girando juntos
en una nueva y bellísima expresión creativa de nuestros corazones,
que anhelan vivamente bucear en los oceanos de BELLEZA de ALLAh,
porque somos muy felices y afortunados de de poder completar
el bucle de Amor de la Creación, en la que Dios se regocija infinitamente en si mismo.»
BismilLah IrRahman IrRahim. AsSalamu Alaykum wrwb.
Es una enorme alegría anunciaros que gracias a nuestro hermano Ahmed Sharif, el Derviche, se ha abierto un nuevo espacio de encuentro espiritual en Madrid. La idea es que podamos colaborar para que, juntos y unidos, intentemos acercarnos un poco más al Amado.
Todos estáis invitados a participar en estas sesiones. Habrá música, baile, danza, meditación, giro, poesía… Cualquier cosa nos valga para elevar nuestras almas y formar un círculo sagrado de corazones enamorados!!!
El miércoles pasado fue la primera reunión y acabamos inundado con la dulzura de un amor que se derramaba sobre nosotros por la misericordia del que es todo misericordia. Y, por supuesto, con la sensación de querer más. Así que, por ahora, nos reuniremos allí todos los miércoles a las 20:30 para «ordeñar» el cielo y alimentarnos de la miel espiritual de los Maestros espirituales. ¡AlhamdulilLah!
Damos gracias por esta gran apertura que se nos está concediendo en Madrid y en España y por la cercanía de los Sheijs y los AwliyaulLah. Quiera Mawlana Sheij Nazim alHaqqani (QAS) estar satisfecho con nosotros, ya que es en su nombre y para su contentamiento que nos reunimos, y sin ningún otro propósito más que el servicio y la sincera adoración del Uno y Único. Y quiera ese Uno que a través de nuestro amado Sheij (qas) podamos ofrecer las bendiciones y la barakah de estos encuentros a todos los santos, sabios, maestros y profetas de todas las tradiciones verdaderas, especialmente el último de los Profetas, el Amado de Dios, el Mensajero de AlLah, Seydina Muhammad (sws). Amín. Amín. Amín. Al Fatiha!
Las reuniones serán: Los miércoles a las 20:30 en la sala Espacio Arte Vital, la calle Antonio Arias 18. Metro Sainz de Baranda (líneas 6 y 9).
Más información escribir a maralmadia@gmail.com
. Su primer deber es vivir una vida recta y virtuosa. En segundo lugar, debe hacer todo lo posible para asegurar el bienestar de su familia. En tercer lugar, sus acciones deben ser beneficiosas para la comunidad en la que vive, que se extiende, en círculos concéntricos, por todo el mundo, abarcando el universo entero. Tal vez sea difícil entender cómo las acciones de un individuo puedan tener un efecto en todo el universo. Pero cuando tenemos en cuenta que la energía nunca se pierde en el cosmos, resulta más fácilmente comprensible. Usando el método de observación de Ayn-al-Yaqin podemos percibir cómo esto ocurre: un padre trata con crueldad a su hijo; a su vez, el hijo arremete contra los que le rodean, y así sucesivamente, creando un círculo de comportamiento destructivo.
Allah afirma de forma repetida y enfática en el Corán que el hombre está en la tierra con la misión de reconocer y servir a su Creador. Esta es la conducta del insan-i-kamil, lo que Allah quiere que sea. Allah, en su generosidad, dio al ser humano la capacidad de conocer Su Ser infinito. A cambio, el Creador sólo pide que el hombre esté agradecido por su oportunidad de disfrutar de tal abundancia y que actúe de una manera responsable en lo que respecta a su destino en la vida. Los seres humanos son responsables de sus acciones porque Allah les ha dado el conocimiento en que cimentarlas. El complejo carácter del ser humano refleja su personificación de cada uno de los atributos de Allah. Por ello, el hombre puede tanto causar la destrucción en la tierra como promover una forma de vida pacífica. El hombre usa para su beneficio o perjuicio el poder de elección de Allah, la voluntad libre.
Muhammad (s.a.w.s.) nunca suscribió las creencias politeístas de la mayoría de su gente, y llevaba una vida sencilla e introspectiva. A la edad de cuarenta años recibió la llamada de Allah para ser el último de Sus profetas en la tierra. Durante los primeros tres años de misión tuvo unos pocos seguidores; luego recibió la orden de difundir la luz de Allah más allá del círculo de su familia y amigos
La primera palabra que Allah le dijo a Muhammad (s.a.w.s.) fue “¡Recita!” Durante un período de veintitrés años el Corán fue revelado a su exponente viviente, Muhammad (s.a.w.s.) con el fin de que el hombre pudiera aprender en detalle cómo vivir con rectitud y en armonía con la creación de Allah. La primera revelación al Profeta indica que Allah considera el conocimiento como una prioridad para los creyentes.[2] Una idea que también muestran diversos hadices. A continuación se citan varios ejemplos de los dichos del Profeta (s.a.w.s.) sobre el conocimiento.
· Allah, te pido conocimiento beneficioso, acción correcta y buena provisión (petición del Profeta (s.a.w.s.) después de la oración de alba).
· Adquirir conocimiento en compañía durante una hora por la noche es mejor que pasar toda la noche rezando.
· Para el que sigue un camino en búsqueda de conocimiento, Allah hará ese camino fácil, y conducirá al Paraíso a él y a las personas que se congreguen en las casas de Allah (mezquitas), y a las que reciten, aprendan y enseñen el Libro de Allah. Sobre ellos descenderá la tranquilidad, les cubrirá la misericordia, los ángeles los rodearán y Allah los mencionará en la presencia de los que se hallan cerca de Él.
· El que muere mientras está ocupado en adquirir conocimiento con el fin de revivir el Islam, encontrará que, en el Paraíso, hay solo un grado entre él y los Profetas.
· El hombre de conocimiento aumenta su sumisión a Allah mientras que el hombre del mundo se vuelve obstinado y desafiante.
· El que parte en búsqueda de conocimiento se mantiene ocupado en la causa de Allah hasta que regresa de su búsqueda.
· Allah, Sus ángeles y los que están en el Cielo y en la Tierra, incluso las hormigas en sus hormigueros y los peces en el agua, invocan bendiciones para los que instruyen a la gente en el conocimiento beneficioso.
· Si alguien recorre una senda en búsqueda de conocimiento, Allah le hará recorrer una de las sendas del Paraíso. Los ángeles bajarán su alas, complacidos con el buscador de conocimiento; los habitantes de los cielos y la Tierra y los peces en las profundidades del mar pedirán perdón para el sabio. La superioridad del sabio sobre el devoto es como la de la luna llena sobre los astros. Los sabios son los herederos de los Profetas, y los Profetas no dejan ni dinares ni dirhames[3], sino sólo conocimiento y el que lo toma, recibe una abundante provisión.
Un hadiz bien conocido es la declaración del Profeta (s.a.w.s.): “La búsqueda de conocimiento es una obligación para todo musulmán.” La implicaciones de este enunciado son enormes. El concepto de un Dios misterioso e impenetrable deja paso a la noción de un Ser Supremo que alienta el desarrollo del intelecto humano, alimentado por un corazón hambriento por la verdad, tanto en el hombre como en la mujer. Es la confirmación del punto de vista sufí de que Allah creó el universo y la humanidad con el fin de ser conocido.
Los sanadores que usan el Corán creen que la recitación de ciertos pasajes produce vibraciones que a su vez generan curaciones efectivas. Las fórmulas numerológicas inherentes en el texto coránico son a veces empleadas en los exigente procedimientos de la sanación espiritual. Este impacto físico del poder de la palabra de Allah durante la sanación ejemplifica la conjunción de los ámbitos interno y externo de la existencia en la experiencia humana.
La unidad exterior e interior se realiza de forma consciente en aquel cuyo conocimiento, acciones y entendimiento surgen de la misma fuente unificada. El objetivo del Sufí es interiorizar y exteriorizar la palabra de Allah de manera que él mismo “se vuelva el Corán”. En este nivel, el conocimiento y poder de mandato de Allah – los dos aspectos de Su palabra – convergen en el verdadero ser humano. El modelo para esta persona plenamente realizada es el Santo Profeta Muhammad (s.a.w.s.)
En Muhammad (s.a.w.s.), se completa el ciclo del desarrollo humano. De Su rostro, Su esencia, Allah creó la Luz de Muhammad, que es la esencia espiritual de todos los creyentes. Allah reforzó la manifestación terrena de Su luz continuamente a lo largo de la historia del ser humano, enviando una sucesión de profetas para asegurar la verdad en los corazones de los creyentes. Este circuito de luz tuvo su broche en la llegada de Muhammad (s.a.w.s.) en forma física en la Tierra, ya que él era la manifestación material de la energía primordial con la que Allah escogió agraciar al ser humano. Muhammad (s.a.w.s.) ejemplifica el conocimiento espiritual y la conducta del insan-i-kamil. Es a la vez el prototipo y la última realización del modelo humano que Allah tenía en mente al comienzo de la creación.
El mundo no terminó cuando Muhammad (s.a.w.s
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